A partir de los 40 años, nuestro cuerpo empieza a responder de manera distinta a lo que comemos.
El exceso de azúcar a partir de los 40 puede convertirse en un enemigo silencioso que acelera el envejecimiento, afecta la memoria, sabotea el sueño y aumenta el riesgo de enfermedades metabólicas.
La buena noticia es que con cambios sencillos y graduales es posible revertir estos efectos en cuestión de semanas.