La vitalidad es algo que nos gusta tener y sentir; que nos regala un sinfín de sensaciones y emociones generalmente positivas. Por el contrario, no es agradable cuando sentimos que nos abandona por un rato, quizá días, o incluso más tiempo.
Si resulta ser algo tan preciado para nosotros, entonces vale la pena entender qué significa, en qué consiste y, sobre todo, cómo aumentarla y conservarla.
¿Qué significa vitalidad?
En internet podemos encontrar numerosas definiciones sobre ella; la mayoría relacionadas con energía y movimiento, y por lo regular se refieren a la vitalidad física u orgánica; por ejemplo:
“Actividad o energía para vivir o desarrollarse”.
“Dinamismo o vigor en una persona o cosa que manifiesta cierta actividad o energía”.
De modo que la vitalidad está directamente relacionada con tener energía. De acuerdo, es muy importante, pero ¿qué más hay?
¿Cómo se manifiesta la vitalidad?
Al adentrarnos más en el tema, descubrimos algunos conceptos que asociamos con ella. He aquí algunos:
- Movilidad
- Movimiento
- Impulso
- Empuje
- Vida
- Nervio
- Vigor
- Juventud
- Longevidad
- Fuerza
- Potencia
- Fortaleza
- Vivacidad
- Sentirnos despiertos
- Sentirnos perceptivos
- Entusiasmo
- Empatías y simpatías, por cosas, personas, etc.
- Interés
- Curiosidad
- Fuerza de voluntad
A partir de esto, la idea queda mejor expresada en esta otra definición:
Entonces, la vitalidad también nos hace sentir:
- Seguros
- Empáticos
- Optimistas
- Fluir
Queda claro que la vitalidad se expresa en lo físico, aunque también en lo emocional. Ambos aspectos están íntimamente relacionados; si uno de ellos no anda bien tampoco lo estará el otro, y, por eso, no basta con enfocarnos en uno sólo.
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¿Cómo cultivar y conservar la vitalidad en nosotros?
Seguramente hay infinidad de maneras de cultivarla. A cada uno de nosotros toca “descubrir” qué cosas nos hacen sentir vitales.
Pero un primer paso para diagnosticar cómo andamos en ese aspecto puede ser utilizando algunas de las palabras arriba citadas; por ejemplo:
- ¿Sentimos entusiasmo por lo que hacemos o planeamos hacer?
- ¿Manifestamos con frecuencia interés o curiosidad por algo?
- ¿Las actividades que realizamos tienen impulso o vigor?
Si la respuestas es negativa, está claro que algo no anda bien.
Así que valdría la pena revisar hacia dónde estamos dirigiendo nuestra intención y corregir el rumbo.
Conclusiones
La vitalidad es un tema muy amplio, y hablaremos sobre ella infinidad de veces, porque de eso se trata este sitio.
Por último, te invito a recordar que “vitalidad” viene de “Vida”.
Ella nos lleva a reconocer constantemente que estamos vivos; a recordar que es un regalo que hemos recibido, y que “fluye” y se expresa a través de nosotros y de todo aquello donde se manifiesta.
Y eso es agradable.
Foto: Mohamed Nohassi