Estrés Crónico. Entendiendo sus causas y consecuencias

El estrés es un tema de sobra conocido. Y seguro se debe a que la mayoría lo conocemos, padecemos y muy pocos nos libramos de él. A pesar de ser un término tan familiar, pocos sabemos sobre el estrés crónico, y las implicaciones que tiene en nuestras vidas. 

Sin embargo, para aprender a lidiar con él eficazmente sería práctico primero tener claro qué es y cuáles son sus causas y efectos.

Porqué es importante hablar del estrés?

Un par de datos quizá puedan revelarnos mejor de qué estamos hablando.

Según la Organización Mundial de la Salud, en todo el mundo una de cada cuatro personas sufre de al menos un trastorno mental.

¿Y eso qué tiene que ver con el estrés?

Que la aparición de estos trastornos puede haber iniciado por una situación de estrés en el hogar o en el trabajo.

En América Latina, a causa de la inequidad social, la inseguridad y la violencia, la población se haya agudamente estresada y susceptible a enfermedades mentales severas.

El estrés, aliado de la pobreza de latinoamérica.

Pero las grandes economías desarrolladas tampoco escapan a este flagelo.

Jeffrey Pfeffer menciona en su último libro Dying for a paycheck, que “…el sistema de trabajo actual no sólo enferma e incluso termina con la vida de las personas”.

El caso de Kenji Hamada, japonés de 42 años, resulta especialmente relevante. Falleció de un ataque al corazón, en la oficina, en Tokio, derivado de haber trabajado sin parar 40 días seguidos, con jornadas laborales de 75 horas semanales. 

Mencionado en el artículo de la BBC «El trabajo está matando a la gente y a nadie le importa«

Cómo puedes ver, los efectos devastadores que puede provocar el estrés están más cerca de nosotros de lo que creemos.

Y a todo esto ¿Qué es el estrés?

El estrés es una reacción necesaria y natural de nuestro organismo cuando vivimos situaciones de emergencia o peligro que demandan acciones inmediatas. Es la clásica respuesta de enfrentamiento o huida.

Cuando este mecanismo se activa, se desencadenan numerosos procesos en todo el cuerpo: entre muchos otros, se acelera la respiración, los vasos sanguíneos se contraen, el corazón late más rápido y con mayor fuerza y los músculos se tensan.
Son las condiciones necesarias y adecuadas que requiere el cuerpo para responder óptimamente ante una situación de emergencia.

Si bien estas alteraciones tienen un costo (generan un cierto desgaste orgánico), éstas no son de graves consecuencias. El cuerpo se recupera paulatinamente.

Entonces, si es bueno y natural tener esta capacidad de respuesta ¿porqué es malo tener estrés?

El verdadero problema no es el estrés

Si nos imaginamos al estrés como un proceso temporal accionado por un interruptor hipotético que, pasada la emergencia, se apaga para retornar al estado “normal” del cuerpo ¿Qué sucedería si este interruptor, de tanto encenderse y apagarse, se quedara de pronto “atorado”; es decir, se “trabara” y siguiera así por mucho tiempo, días, semanas, meses o incluso años?

Significaría que el cuerpo estaría experimentando una sobre exigencia y consecuente desgaste que comenzaría por afectar, de una manera más sensible, partes y funciones de nuestro organismo. Algo similar a lo que le sucedería al motor de un automóvil si el acelerador se quedara “atorado” hasta el fondo por mucho tiempo: se sobrecalentaría. 

Pues eso es lo que nos sucede a muchísimas personas, de todas las clases sociales, culturas y países: hemos caído en el círculo vicioso de una sobre exigencia que está acabando lenta y silenciosamente con nuestra salud y nuestra vida.

Este mal tiene un nombre: Estrés Crónico.

De ahí derivan infinidad de daños, no sólo en la esfera de nuestro bienestar físico, sino también de nuestro bienestar emocional.

He aquí algunas de sus consecuencias:

  • Alteraciones del sueño
  • Irritabilidad
  • Ansiedad
  • Problemas de concentración y memoria
  • Fatiga extrema

¿Cuántos padecimientos, que no asociamos con él, quizá tengan su origen en el estrés crónico?

Cuando nos encontramos atrapados en el Estrés Crónico se nos dificulta relacionarlo con ciertos padecimientos que ya se quedaron instalados en nuestro cuerpo.

El problema es que muchos de estos padecimientos pueden derivar en daños aún más graves, e incluso fatales:

  • Ansiedad/ depresión
  • Irregularidades menstruales
  • Síndrome de colon irritable
  • Ataques cardiacos
  • Diabetes

Entre muchos otros.

Conclusiones

El Estrés Crónico no es algo simple; tampoco tiene un origen único. Parece más un cocktail hecho de muchos ingredientes que, al final, lo convierten en esa mezcla, frecuentemente explosiva, que marca nuestras vidas.

El Estrés Crónico se nos ha convertido en algo cotidiano; en algo que aceptamos como “inevitable”, producto de la vida tan dinamizada que experimentamos. 

Pero esto es un error. No vale la pena aceptar algo que está minando nuestro bienestar y nuestro derecho a una vida digna.

El Estrés Crónico no distingue edad, sexo, religión, condición económica, región geográfica; lo padecen desde niños hasta adultos mayores, frecuentemente con consecuencias devastadoras.

Por tanto, el primer paso es tomar conciencia de este hecho para de ahí derivar acciones en defensa de nuestra calidad de vida

Es una elección personal, porque nadie, salvo uno mismo, se hará cargo de ello.

Deja un comentario